TEXTO NARRATIVO
TEXTO NARRATIVO
Título: Caperucita Roja
Autor del texto: Charles Perrault
Lugar y Año: Alemania, 1812.
Género Literario: Cuento de hadas, literatura infantil.
Personajes: Madre de caperucita roja, La abuelita de caperucita roja, La niña Caperucita Roja, El lobo feroz de caperucita roja, Animales del bosque de caperucita roja, El cazador de caperucita roja.
Ideas Centrales: El lobo se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito - y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente.”
El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.
Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: “Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos.
Opinión acerca del cuento: Este cuento tiene una estructura dramática lineal o clásica. Y pudo haber tenido un final de acuerdo con el planteamiento, el desarrollo y el conflicto de al historia, pero fue estropeado con la introducción forzada de sucesos inverosímiles.
Argumento: Caperucita Roja es una niña que quería mucho a su abuela; un día su madre le da una cesta con comida para que se la lleve a la abuela, que está enferma y vive en una casa algo lejos de ellas. En el camino se encuentra con el Lobo Feroz que la reta a una carrera hasta la casa de la abuela. El Lobo conoce dos caminos, el largo y el corto; engaña a Caperucita Roja diciéndole que tome el corto y que él tomaría el largo; astutamente, le enseña los caminos al revés y Caperucita Roja, sin saberlo, va por el camino largo.
Un hombre vivía en el campo con sus dos perros. Uno de ellos ayudaba al hombre cuando salía de caza, mientras que el otro se encargaba de vigilar la vivienda en su ausencia.
El perro cazador disfrutaba al ir de cacería, aunque siempre volvía agotado. Su misión era detectar presas. A veces lo conseguía y, otras, por desgracia, no conseguía encontrar a ninguna.
Los días que no conseguía presa alguna se sentía muy decepcionado, pensando en el gran esfuerzo invertido para nada pero, cuando tenía suerte, se sentía realmente realizado.
Cuando volvían a casa, el perro guardián les venía a recibir de forma muy alegre, recibiendo de forma efusiva a su dueño, lamiéndole la cara y moviendo la colita.
Estando en casa el amo y los dos perros, venía el momento de la cena. Si habían logrado cazar algo, el dueño, quien era muy generoso, siempre les daba una pieza de la cacería a cada una de sus mascotas.
Así pues, tanto el perro cazador como el guardián eran igualmente recompensados y, claro, el primero no estaba de acuerdo con ello, dado que era él quien había trabajado para obtener la comida para los dos.
Un día, harto, el perro cazador le dijo al perro guardián:
'¡Me ofende lo que está pasando! ¡Yo cada día de caza ayudando al amo para que, al volver, tú, después de un día de no hacer nada, recibas tan ricamente un buen plato de lo que yo he conseguido!'
Al oír esto, el perro guardián le contestó:
'Amigo, tienes toda la razón del mundo, pero, ¿Qué quieres que haga? A mí me han adiestrado para vigilar la casa. Si quieres quejarte, quéjate al amo, que a fin de cuentas es él quien reparte los bienes indistintamente de nuestro trabajo'.
Pese al enfado del perro cazador ante la situación, lo cierto era que el perro guardián había dado en el clavo. Si se quejaba, que fuera para con el amo, y así lo hizo. Le explicó a su dueño lo que pensaba y, el hombre lo entendió.
Desde entonces, empezó a entrenar al perro guardián para ser un gran perdiguero y, luego, lo sacó a entrenar junto con el otro perro para que se ganara la cena.
Moraleja: En la vida, no todo se regala. Hay que aprender a trabajar duro para recibir una buena recompensa a cambio.
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